El uso de mascarillas dejó de ser obligatorio el pasado agosto, pero ha vuelto a ser impuesto debido a “los datos epidemiológicos actuales, que indican un aumento en el número de casos de covid-19 en la población brasileña”, según un comunicado de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
Brasil fue uno de los países más castigados por la pandemia en el mundo, acumula hasta ahora casi 690.000 muertes y más de 35 millones de contagios, y en las últimas semanas registró un fuerte repunte de las infecciones.
Según el Consejo Nacional de Secretarías de Salud (Conass), en los primeros veinte días de noviembre el número de contagios superó los 95.000, con un aumento del 292 % en relación al mes anterior.
El número de fallecidos, sin embargo, no aumentó en la misma proporción, pero se ha mantenido en un promedio de 45 por día en las últimas dos semanas.
El incremento de los casos fue atribuido por instituciones científicas a un relajamiento de la vacunación en los últimos meses.
El presidente Jair Bolsonaro, negacionista de la gravedad de la pandemia, se ufana de no haberse vacunado y fue una de las principales voces en Brasil contrarias a recibir la dósis.
De acuerdo a datos oficiales, de los 213 millones de brasileños, hasta ahora solamente un 49,2 % cuenta con la pauta completa de la vacunación.
Por otro lado, el partido de Bolsonaro alega un mal funcionamiento de cinco modelos de urnas, supuestamente demostrado en un informe técnico realizado por el Instituto Voto Legal, contratado por la propia formación, que pondría en jaque la transparencia del proceso electoral.
El presidente del TSE, Alexandre de Moraes, respondió a la solicitud cuestionando que las urnas objetadas fueron empleadas tanto en el balotaje como en la primera vuelta del 2 de octubre.
“Bajo pena de rechazo (de la demanda), el autor debe agregar un pedido para que se abarquen ambas vueltas de las elecciones, en un plazo de 24 horas”, dijo Moraes en su decisión.
La denuncia se refiere a unas 280.000 urnas usadas en las elecciones y que corresponden a modelos anteriores a 2020.
“Las inconsistencias no permiten comprobar el voto del elector. Eso no quiere decir que hubo fraude, sino que no hay seguridad de que las urnas sean creíbles”, dijo Bessa en Brasilia y aseguró que en los modelos antiguos de urnas Lula obtuvo una ventaja próxima de cinco puntos, mayor al resultado oficial de 50,9% contra 49,1%.
Con la anulación de los votos de urnas cuestionadas, el partido de Bolsonaro sostiene que el actual presidente obtendría la reelección “con 51,05% de los votos válidos contra 48,95% de Lula.
Bolsonaro se ha mantenido prácticamente en silencio desde que perdió la reelección por un estrecho margen de 2,1 millones de votos ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. (Infobae)