El 16 de noviembre de 2003 estaba condenado a ser recordado en el mundo del fútbol por la inauguración del Estadio Do Dragao. Pero esa efeméride pasó a un segundo plano: aquella noche no solo se presentó el nuevo campo del Oporto, también lo hizo un juvenil del Barça en su primer partido con el primer equipo. El chico se llamaba Leo Messi.
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