Londres.- El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, murió ayer a los 99 años de edad, dejando tras de sí un legado de más de siete décadas de apariciones públicas que le llevaron a describirse a sí mismo como un modernizador de la monarquía británica, hasta su llegada a la familia real en 1947 distante y desconectada de la realidad nacional.