Hablar sin decir. Remover un pasado a medias tintas, tirando la piedra y escondiendo la mano. Las polémicas declaraciones de Raúl Olivares, arquero chileno que en 2017 sufrió en carne propia el 8 a 0 con el que River eliminó al Wilstermann en los cuartos de final de la Copa Libertadores, tienen la dimensión de una bomba atómica pero al detonarla suena como un chaski boom... El hombre de 32 años, hoy en Deportes La Serena de Chile, abre un manto de sospecha sobre lo que vivió en aquel partido, sobre la actuación del árbitro y compatriota suyo (Julio Bascuñán) e intenta entrelazar los casos de doping de Martínez Quarta y Camilo Mayada con el "ritmo que tenían los tipos" durante aquella noche del 21 de septiembre.
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